
CIBERBULLING
Con el desarrollo de la informática es muy común el acoso cibernético llamado ciberbullying. o ciberintimidación Se trata de hostigamientos cometidos a través de chats, celular, mensajes de texto, correo electrónico, menssenger, webcam y hasta en blogs. Todo esto puede producir consecuencias graves que van desde depresión hasta fobia y ansiedad. Se suele manifestar en el descenso de la autoestima del acosado, en su adaptación social y su capacidad de concentración y rendimiento académico se reciente.
El ciberbulliyng posee la particularidad de ser un ataque a la víctima en situaciones privadas, mientras revisa su correo electrónico, cuando abre ventanas exclusivas en su chats o cuando lee los mensajes de texto de su teléfono celular. Ese modo de ataque paraliza y genera un sentimiento de proximidad con el agresor que en muchas ocasiones impide pedir ayuda.
En nuestro país los casos registrados no están suficientemente registrados., no son lo suficientemente significativos como sucede en otros países. La tendencia a aumentar es notable.
De las formas de intervención
Bullying es un fenómeno que sucede (y sucedió) a lo largo de muchos países del mundo. Cada cultura y cada país aportan características específicas, cualitativas y cuantitativas.
Para construir un proyecto de intervención debemos partir de lo que está sucediendo. Encontramos especificidades muy particulares en cada establecimiento educativo y es conociendo esas características como se puede empezar a trabajar.
Cualquier método que sirva de comunicación para las víctimas será bueno porque romperá el mayor aliado de los agresores: “la Ley del Silencio”.
“La situación de maltrato destruye lentamente la autoestima y la confianza en sí mismo del alumnado que lo sufre, hace que llegue a estados depresivos o de permanente ansiedad, provocando una más difícil adaptación social y un bajo rendimiento académico. En casos extremos pueden producirse situaciones tan dramáticas como el suicidio” (Ortega, 1994).
“Las acciones a implementar deben ser inmediatas, con posible solución a largo plazo. Debe permitir saber qué ha sucedido, quiénes estuvieron implicados y qué acciones fueron adoptadas. Y además de implicar a las familias en cada etapa, debe proporcionar oportunidades para que los chicos discutan distintos caminos para resolver el problema” (Sharp, Cowie y Smith, 1994).
Si se confirma que en un grupo existe hostigamiento se debe actuar con rapidez y firmeza Hay diferentes maneras de encarar la situación, diferentes técnicas de trabajo con los chicos y los adultos. Pero es importante adoptar medidas de urgencia con las cuales estén comprometidos todos los miembros de la comunidad educativa.
Medidas para proteger al alumno/a que ha sido agredido/a: incremento de la vigilancia en los lugares donde se producen las agresiones
Medidas disciplinarias tendientes a revisar y reflexionar sobre las situaciones.
Información a las familias: el tutor/a,equipo directivo y/o equipo de profesionales realizará una entrevista individual con cada una de las familias del alumna/o implicado garantizando la confidencialidad de la información
Prevención
Para prevenir la violencia escolar conviene tener en cuenta que las condiciones de riesgo y de protección que sobre ella influyen son múltiples y complejas. Además, que es preciso analizarlas desde una perspectiva evolutiva y a distintos niveles, incluyendo, junto a la interacción que el alumnado establece en la escuela, la que existe en la familia, la calidad de la colaboración entre ambos contextos, la influencia de los medios de comunicación, o el conjunto de creencias, de valores y de estructuras de la sociedad de la que forman parte.
Entre las categorías de riesgo detectadas en los estudios científicos, y que suelen verse reflejadas en la mayoría de los casos de violencia escolar, cabe destacar: la exclusión social o el sentimiento de exclusión, la ausencia de límites, la exposición a la violencia a través de los medios de comunicación, la integración en bandas identificadas con la violencia, la facilidad para disponer de armas, y la justificación de la violencia en la sociedad en la que dichas circunstancias se producen. Y faltan condiciones que hubieran podido proteger de tales riesgos, como modelos sociales positivos y solidarios, colaboración entre la familia y la escuela, contextos de ocio y de grupos de pertenencia constructivos, o adultos disponibles y dispuestos a ayudar. Para mejorar la convivencia escolar y para prevenir la violencia, se debería intervenir lo antes posible (sin esperar a las graves manifestaciones que suelen alertar sobre dicha necesidad) y en todos estos niveles, desde una doble perspectiva:
La perspectiva evolutiva, analizando las condiciones de riesgo y de protección que pueden existir en cada momento evolutivo, en función de las tareas y de las habilidades vitales básicas. La comprensión de dichas tareas es de gran utilidad para adecuar la intervención a cada edad, ayudando a desarrollar las Identidad propia y diferenciada que le ayude a encontrar su lugar en el mundo y le permita apropiarse de su futuro. . Debido a esto, se propone que la prevención debe fortalecer cuatro capacidades fundamentales que permitan al alumno/a: establecer vínculos de calidad en diversos contextos; ser eficaz en situaciones de estudio-trabajo, movilizando la energía y el esfuerzo precisos para ello, y obteniendo el reconocimiento social necesario; integrarse en grupos de iguales constructivos y resistiendo presiones inadecuadas.
La perspectiva ecológica, que trata de las condiciones de riesgo y de protección en los complejos niveles de la interacción individuo-ambiente, a partir de la cual se pueda diseñar la prevención con actividades destinadas a optimizar tanto el ambiente como la representación que de él y de sus posibilidades tiene el alumnado, incluyendo los escenarios en los que transcurre su vida (escolar, familiar, de ocio...), las conexiones entre dichos escenarios, los medios de comunicación, y el conjunto de las creencias y de las estructuras de la sociedad.
La prevención se puede realizar en distintos niveles:
Una prevención primaria
Desde este primer nivel es necesario abordar la temática que nos ocupa y preocupa desde diversas instancias.
La familiar: un ambiente donde se prioricen los valores democráticos, de tolerancia a la diferencia, de la equidad, entre otros.
La escuela: una institución abierta y permeable a los nuevos cambios y paradigmas sociales, donde se imponga el diálogo, la construcción colectiva de pautas y normas antes de normativas rígidas y autoritarias.
Los medios de comunicación: un sector muy importante en el tejido social, donde deben abordar la temática de la convivencia, la tolerancia, los valores y las normas con ecuanimidad y objetividad, corridos de las influencias doctrinarias e ideológicas de quienes sostienen los lugares de poder.
Una prevención secundaria sería las medidas concretas sobre la población de riesgo, esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover un cambio de mentalidad respecto a la necesidad de denuncia de los casos de acoso escolar aunque no sean víctimas de ellos), y sobre la población directamente vinculada a esta, el profesorado (en forma de formación en habilidades adecuadas para la prevención y resolución de conflictos escolares).
Por último, una prevención terciaria serían las medidas de ayuda a los protagonistas de los casos de acoso escolar.
Sugerencias de intervención:
Se informa a todo el personal de la escuela a través del equipo técnico-profesional
la diferencia entre intimidación y tomaduras de pelo
la extensión de la intimidación entre los alumnos
las partes y los mecanismos psicológicos implicados en este tipo de abuso de poder
El enfoque y la prevención del problema se puede realizar a través del abordaje de los siguientes ejes de trabajo institucional:
Prevención de las situaciones de violencia
Pautas de convivencia
Resolución de conflictos
Relación entre la escuela y la familia
Aprendizaje cooperativo
En los casos detectados es posible brindar:
Ayuda para los alumnos que están siendo intimidados, brindando un espacio de escucha.
Ayuda para el intimidador (es importante cuidar especialmente la manera de transmitirlo a su familia ya que ésta podría castigarlo y así aumentar el nivel de violencia).
Ayuda para la mayoría silenciosa del grupo áulico que toma la forma de movilización.
Se entiende como una buena resolución de un caso de acoso escolar cuando se logra reducir las acciones de violencia y marginación, y que la víctima pueda proseguir la escolaridad en un entorno cálido y protector. Todo plan de intervención escolar para concretar este logro ha de incluir cuatro fases:
La primera es la recepción de la situación de acoso (ya sea por iniciativa de los padres, del menor o de otros compañeros).
La segunda fase incluye las primeras actuaciones, que se centran en la protección del niño-víctima y en cortar de raíz cualquier manifestación violenta.
La tercera fase es la intervención con los protagonistas a través del diseño de un proyecto de intervención especial para cada caso.
La cuarta y última fase es la evaluación que incluye, además de la evolución del caso concreto, los mecanismos preventivos instaurados en la escuela que sirvan para evitar nuevos acosos.

1 comentario:
Soy psicóloga colombiana, en este momento realizo un estudio de investigación sobre cyberbullying;por lo tanto considero que lo aportado es de suma importancia para quienes queremos crear ambientes de armonía y paz, tanto presenciales como virtuales; me interesa tener conocimiento sobre estudios realizados en latinoamerica sobre dicho tema. mi correo electrónico es: rosisa41@yahoo.com Agradezco cualquier información
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