INFANCIAS EN LATINOAMERICA: LOS HIJOS DE LA MISERIA

La televisión nos reitera una verdad archi sabida: La pobreza es el principal problema que afecta a la infancia de los países latinoamericanos, y del que derivan otros muchos males, escandalosos por su prolongación en el tiempo, como el ausentismo escolar, el trabajo infantil, el abuso sexual o los malos tratos de toda clase. Desde mediados del siglo pasado una creciente violencia en las escuelas con el uso de armas blancas o de fuego.
En un encuentro de expertos iberoamericanos sobre problemas de la infancia, que fue convocado por la Oficina del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, se resaltaron las grandes diferencias en los problemas que sufren los niños a un lado y al otro del Atlántico. Muchos de estos dramas, como constató el Defensor del Menor madrileño, Pedro Núñez, son consecuencia - y no podía ser de otro modo- de la pobreza, una situación que sólo se enfrenta, como lo dijo el funcionario español, "con dinero", algo que todos saben, pero que nadie parece muy empeñado en encarar seriamente.
Nuñez propuso en el encuentro que los gobiernos de las naciones industrializadas concreten de una buena vez la donación de la cifra del 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto en cooperación para el desarrollo, para que parte de estos recursos sean dedicados a la infancia. Razonó en otra de estas conclusiones de perogrullo a las que se llega en esta clase de reuniones internacionales, que "invertir en la infancia es invertir en nuestro presente y en nuestro futuro". ¿Cuántas veces se habrá escuchado a los políticos variaciones de lo mismo?
Pero, la verdad es que nadie sabe cuánto se debe invertir para revertir las actuales cifras de ausentismo escolar, de trabajo infantil a veces en condiciones de verdadera esclavitud, de la creciente explotación sexual, del comercio de recién nacidos para la adopción internacional, y lo que es realmente escalofriante y criminal, el tráfico de órganos, para lo cual niños pobres son secuestrados y asesinados en países como México o Guatemala, según reiteradas denuncias que hasta el momento nunca han sido investigadas a fondo y que, por el contrario, se desmienten de tiempo en tiempo - sin hechos que respalden la afirmación emitida -, como si ignorar lo que sucede fuese una forma de evitar que ocurra. La antigua técnica ilusoria de tratar de tapar el sol con un dedo.
Esta es la realidad que amenaza cada día a buena parte de los 200 millones de niños latinoamericanos, y que ha sido expuesta por los participantes en el encuentro de Madrid.
En América Latina, el porcentaje de personas menores de edad sobre el total de la población es alto, y oscila entre el 33 por ciento en Chile, hasta cifras que superan el 50 por ciento en Brasil. En Europa el panorama es distinto porque la población envejece, y en lugares como la Comunidad de Madrid sólo una de cada cinco personas tiene menos de 18 años.
Para sacarlos de la pobreza, la educación es "la clave" para superar muchos de sus problemas, "aunque es difícil educar a los que están pasando hambre", ha reconocido Núñez.
El fantasma que una y otra vez se hizo presente en la reunión fue el de la explotación sexual infantil. Las Naciones Unidas han dado a conocer una cifra, que aunque no atañe directamente a América Latina, no deja de ser simplemente terrible: En Asia 225.000 niños caen en la prostitución cada año, un negocio de miles de millones de dólares, donde se coluden por igual las mafias, las autoridades corruptas y las familias de campesinos sin nada que comer entre las manos, que encuentran un alivio pasajero en la venta de sus hijas o hijos a los proxenetas, y que se hacen la ilusión de que con ello le están asegurando al desamparado infante "una vida mejor".
Tan abismante es lo que sucede, que los padres o familiares se apresuran a hacer las 'ventas', porque a los 20 años ya muchachas y muchachos no sirven, están demasiado viejos. Los mafiosos compran generalmente a los que cuentan con menos de 10 años. Algunas veces, cuando apenas aprenden a caminar y a hablar.
En nuestro hemisferio las cifras sobre esta plaga social no abundan y tampoco aparecen confiables. Se dice que medio millón de niños subsiste en Brasil vendiendo sus cuerpos. Serían 35.000 en Colombia y 5.000 en Ecuador.
Todo indica que son muchos más y sólo basta con examinar las cifras de los llamados "niños de la calle" - la mayoría de los cuales se prostituye - para darse cuenta de lo terrible del drama.
Poco a poco nuestras naciones comienzan a convertirse en "santuarios" de lo que en este terrible siglo XXI se ha llamado el 'turismo sexual', al estilo de lo que ocurre en Tailandia desde los años de la guerra en Vietnam. Este "turismo sexual" tiene entre sus ingredientes esenciales a los niños y niñas sin familia.
¿Existe alguna luz de redención para los hijos de la miseria?. Por el momento no se ve ningún faro de esperanza en el horizonte. Es escalofriante, pero real. Por el momento, lo que más se puede hacer de verdad y en concreto es dar a conocer esta lacra, con el objeto que se forme conciencia, y ésta a su vez se transforme en una acción que en las próximas décadas conmueva y mueva a la humanidad que goza de al menos un relativo bienestar.
Enrique Gutiérrez Aicardi
Diario "El Gong" (Chile)